miércoles, diciembre 13, 2006

Amancay

Cerca de Ten-Ten Mahuida, que hoy se conoce como cerro Tronador, vivían los indios vuriloches. El hijo del cacique de esta tribu era un joven llamado Quintral, al que todas las muchachas de la región admiraban por sus actos de valentía, su físico vigoroso y su voz seductora. Pero a él no le interesaban los halagos femeninos, ya que estaba perdidamente enamorado de una humilde joven llamada Amancay, aunque estaba seguro que su padre jamás lo dejaría desposarla, porque su pobreza la hacia indigna de un príncipe. Amancay también sentía un profundo amor por Quintral, y por la misma razón anterior, nunca había confesado su amor.

Sin aviso, se declaró en la tribu una epidemia de fiebre. Quienes caían víctimas de la enfermedad deliraban hasta la muerte, y nadie sabía cómo curarla. Los que permanecían sanos pensaban que se trataba de malos espíritus y comenzaron a alejarse de la aldea.

En pocos días, Quintral también enfermó. El cacique, que velaba junto a su hijo despreciando el peligro del contagio, le escuchó murmurar, en pleno delirio, un nombre: Amancay. Su padre, decidido a encontrar alguna cura para su moribundo hijo, mandó a sus guerreros a buscarla.
Amancay, enterada de la agonía de su amado, consultó a “la machi”, la hechicera del pueblo. Esta le dijo que el único remedio capaz de bajar esa fiebre era una infusión, hecha con una flor amarilla que crecía solitaria en lo alto de la montaña. Y se dispuso encontrarla.
Con arduo esfuerzo, Amancay alcanzó la cumbre y vio la flor abierta al sol. Se apresuró a arrancarla para llevar rápidamente la cura a Quintral, cuando un gran cóndor se posó junto a ella. El ave le dijo con voz atronadora que él era el guardián de las cumbres y la acusó de tomar algo que pertenecía a los dioses.
Aterrada, la joven le contó la enfermedad que afligía a Quintral, y que la flor que había tomado era su única esperanza. Al ver las lagrimas que brotaban de los ojos de la humilde muchacha, el cóndor le dijo que la cura llegaría a Quintral solo si ella accedía a entregar su propio corazón. Amancay aceptó, porque no imaginaba un mundo donde Quintral no estuviera, y si tenía que entregar su vida a cambio, no le importaba. Dejó que el cóndor la envolviera en sus alas y le arrancara el corazón con el pico. En un suspiro donde se le iba la vida, Amancay pronunció el nombre de Quintral.
El cóndor tomó el corazón y la flor entre sus garras y se elevó, volando sobre el viento hasta la morada de los dioses. Mientras volaba, la sangre que goteaba no sólo manchó la flor sino que cayó sobre los valles y montañas. El cóndor pidió a los dioses la cura de aquella enfermedad, y que los hombres siempre recordaran el sacrificio de Amancay.
“La machi”, que aguardaba en su choza el regreso de la joven, mirando cada tanto hacia la montaña, supo que algo milagroso había pasado. Porque en un momento, las cumbres y valles se cubrieron de pequeñas flores amarillas moteadas de rojo. En cada gota de sangre de Amancay nacía una pequeña planta, la misma que antes crecía solamente en la cumbre de Ten-Ten Mahuida.
La hechicera salió al exterior, mirando con ojos asombrados el vuelo de un cóndor gigantesco, allá en lo alto. Y supo que los vuriloches tenían su cura. Por eso, cuando los guerreros llegaron en busca de Amancay, les entregó un puñado de flores como única respuesta.

Desde entonces, “Quien da una flor de Amancay está ofrendando su corazón”, decían los indios vuriloches.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

quisiera encontrar en alguna montaña o valle, no muy lejanos, alguna flor que pueda aliviar o cicatrizar las heridas provocadas por una amancay. Sos mi ídolo, te quiero mucho.

Anónimo dijo...

Dicen que el tiempo cura heridas...crees que es asi? O necesitas esa flor?
Lo que sea siempre te apoyo.
Te quiero y te admiro hermanito!

Anónimo dijo...

...hay muchas versiones de esta leyenda,y te puedo asegurar q es una de las mas lindas...

gracias...

Facundo dijo...

Yo tambíen creo eso. De nada.

Anónimo dijo...

hola facundo sabes quiciera saber de donde sacaste esta historia ya q aqui en peru esactamente en un distrito de lima q se llama rimac crece una flor con ese nombre y si pudieras decilr te lo agradecere cracias y chao