martes, noviembre 28, 2006

El rapto de Perséfone

Perséfone, hija de Deméter, diosa de la agricultura y la civilización, era una deidad griega relacionada con la vegetación. Siempre que le permitían sus deberes, esta joven y bella diosa se apresuraba a llegar a Sicilia, su lugar de recreo favorito, donde paseaba sin rumbo durante todo el día, atendida por un alegre sequito de jóvenes, juntando flores en las verdes laderas del monte Etna y danzando con las ninfas en las hermosas praderas de Enna.
Un día, las alegres canciones de Perséfone atrajeron a Hades, dios del inframundo. Sorprendido por la gracia y radiante belleza de la diosa, y tras los fallidos intentos de convencer a varias diosas para que compartiesen su lúgubre trono con él, opto por la opción más sencilla: raptarla. Utilizando su oscuro carro tirado por cuatro corceles negros, se apresuró a llevarla a su reino.
Deméter, ante la desaparición de su hija, descuidó todas sus tareas en el vano intento de encontrarla. La lluvia dejó de refrescar las flores marchitas, el grano fue resecado por los ardientes rayos del Sol y la hierba pereció. Deméter cayó en una profunda depresión.
Los hombres amenazados por el hambre, solicitaron la ayuda de Zeus para que permitiera que Perséfone volviera del inframundo y así Deméter pudiera retomar sus asuntos.
Zeus cansado de estas molestias, consintió el regreso de Perséfone, bajo la condición, sin embargo, de que no tocara en absoluto la comida durante todo su tiempo de estancia en las regiones infernales. Pero Hades la engaño para que comiese seis semillas de granada, que la obligaban por entonces a volver al inframundo seis meses al año.

Este relato forma parte de la mitología griega e intenta dar una explicación al porqué de las variaciones estaciónales en el transcurso de un año. Para los griegos mientras Perséfone se encuentre en el Hades, las estaciones correspondientes serán el invierno y el otoño, en caso contrario, la primavera y el verano.

Ahora remontémonos a nuestra infancia. La respuesta para este tema en la época escolar era obvia. Las estaciones se producían porque la orbita de la tierra no era completamente redonda, encontrándose en invierno por ejemplo mas lejos del Sol que en verano. Pero entonces, ¿Por qué las estaciones dependiendo de los hemisferios son contrarias, si vivimos en el mismo planeta? ¿Cómo pueden los hemisferios del mismo planeta estar más lejos (invierno) y más cerca (verano) del sol al mismo tiempo?

En realidad las variaciones estaciónales en el transcurso de los años se producen por la inclinación del eje terrestre con respecto a la orbita, que es aproximadamente 23,5º. Si bien la orbita es elíptica, la excentricidad de la misma es demasiado pequeña como para producir variaciones tan marcadas como las que se producen. El eje de la Tierra se encuentra orientado siempre en la misma dirección, salvo variaciones por el fenómeno de precesión, por lo que los hemisferios Norte y Sur son desigualmente iluminados por el sol.
Por consecuencia, un observador en el Trópico de Capricornio (23,5º latitud Sur), aproximadamente para el 21 de Diciembre, tendría el sol en el cenit, es decir por ejemplo, que un palo no proyectaría sombra (acordémonos de Eratóstenes). Por este motivo el hemisferio sur estaría recibiendo mucha mas radiación solar que el opuesto por lo que claramente en uno empezaría el verano y en otro el invierno. También, en la misma fecha, todas las latitudes que superen el Circulo Polar Antártico recibirían permanentemente la luz del Sol. En las latitudes que superen el Circulo Polar Ártico pasa exactamente lo opuesto.
Con respecto a los equinoccios, por ejemplo el de otoño en el hemisferio Sur aproximadamente para el 21 de Marzo, el Sol se encuentra en el cenit de un observador ecuatorial, desplazándose del hemisferio Sur al hemisferio Norte comenzando el otoño y la primavera respectivamente.

Pero entonces, ¿qué pasaría si el eje de la Tierra tuviera otra inclinación con respecto a la orbita? Supongamos que la inclinación sea de 0º. El Sol estaría permanentemente en el cenit de un observador ecuatorial por lo tanto no habría variaciones tan marcadas, solamente se producirían pequeños cambios debido a la excentricidad de la orbita, pero aproximadamente solo en un 7%. En este caso Perséfone nunca seria raptada por Hades.
Pongamos otro ejemplo: Una inclinación axial como la de Urano, de aproximadamente 90º. Cuando el polo norte se encontrase apuntando directamente al Sol, dicho hemisferio se encontraría en verano, iluminado totalmente durante la duración de la estación, lo contrario sucedería con el hemisferio opuesto, estando totalmente a oscuras durante el invierno. En este caso Hades tendría que haber raptado también al Titán Helios, que personifica al Sol, además de a Perséfone. A medida que el planeta fuese describiendo su orbita, al trasladarse el Sol por los meridianos, iría iluminando progresivamente todo el planeta, hasta llegar al ecuador donde la duración del día y la noche sería la misma. Las diferencias entre las estaciones serían muy marcadas.

Después de estas interpretaciones es entendible porque de chicos nos enseñan (o me enseñaron, no se como se enseña hoy en día) que los cambios estaciónales se deben a la distancia del Sol con respecto a la Tierra. Aunque me parece que se podrían explicar los conceptos correctamente de una manera simplificada para que se puedan entender a corta edad.

No hay comentarios.: